lunes, 27 de septiembre de 2010

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BORIS VIAN
El arrancacorazones - 1953

6/10
[mr.camping]



-Pierdes el tiempo -dijo Clémentine, con voz precisa-. Jöel y Noël los mellizos. El tercero, Citroën.
Y añadió a media voz, como para sí misma:
-A éste habrá que meterlo en cintura desde el principio. Me va a dar trabajo. Pero es una monada.
-Mañana -prosiguió en voz alta- tienen que tener camas.
-Si hay algún recado que hacer -propuso Jacquemort-, aquí me tienen. No hagan cumplidos.
-Es una buena idea -dijo Clémentine-. Así no estará sin hacer nadas.
-No tengo costumbre -dijo Jacquemort.
-Pero aquí corre el riesgo de adquirirla -replicó ella-. Y ahora, váyase. Váyanse los dos. Encárguele tres camas al carpintero. Dos pequeñas y una más grande. Y que las haga como Dios manda. Y al salir le dicen a Blanche que suba.
-Sí, mi vida -dijo Angel.
Se inclinó para besarla y volvió a incorporarse. Jacquemort se hizo a un lado para que saliera Angel. Luego cerró la puerta y se fue tras él.
-¿Dónde está Blance? -preguntó.
-Abajo... -contestó Angel-. En el lavadero. Lavando. Vamos a almorzar. Haremos los recados más tarde.
-Ya iré yo -dijo Jacquemort-. Usted se queda. No tengo ganas de volver a empezar a discutir como antes. Es agotador. Y no es mi oficio. Después de todo, está claro que la misión de un psiquiatra consiste exclusivamente en psiquiatrear.

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