viernes, 28 de septiembre de 2012

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SIMONE DE BEAUVOIR    
La mujer rota - 1968

  

7/10
[mr.kamping]


Bordeé la mitad del hemiciclo, subí por las escalinatas del pabellón central: contemplé largo rato la sobria majestad de estas construcciones edificadas con fines utilitarios y que nunca sirvieron para nada. Son sólidas, son reales: sin embargo, su abandono las transforma en un simulacro fantástico: uno se pregunta de qué. La hierba tibia, bajo el cielo de otoño, y el olor de las hojas muertas me aseguraban que no había abandonado este mundo, pero había retrocedido doscientos años atrás. Fui a buscar unas cosas en el auto; extendí una manta, almohadones, puse la radio a transistores, y fumé mientras escuchaba Mozart. Detrás de dos o tres ventanas polvorientas adivino presencias: sin duda son oficinas. Un camión se detuvo ante uno de los portones, unos hombres abrieron, cargaron bolsas en la parte trasera del vehículo. Ninguna otra cosa ha alterado el silencio de esta siesta: ni un visitante.”

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PAUL AUSTER    
Invisible - 2009

  

7/10
[mr.kamping]


“Le estreché la mano por primera vez en la primavera de 1967. Por entonces yo era un estudiante de segundo curso en Columbia, un muchacho sin formar con ansia de libros y la creencia (o ilusión) de que algún día tendría las suficientes cualidades para considerarme poeta, y como leía poemas, ya conocía a su tocayo del infierno de Dante, un muerto que iba arrastrando los pies por los últimos versos del canto veintiocho del Inferno. Bertrán de Born, el poeta provenzal del siglo XII, que llevaba cogida del pelo su cabeza cortada, haciéndola oscilar de un lado a otro como un farol: sin duda una de las imágenes más grotescas de ese extenso catálogo de alucinaciones y tormentos. Dante era un defensor incondicional de los escritos de De Born, pero lo redujo a la condenación eterna por haber aconsejado al príncipe Enrique que se rebelara contra su padre, el rey Enrique II, y como el poeta originó la división entre padre e hijo convirtiéndolos en enemigos, el ingenioso castigo de Dante fue dividirlo a él mismo. De ahí el cuerpo decapitado que va gimiendo por el inframundo, preguntando al viajero florentino si puede haber dolor más terrible que el suyo.”

jueves, 27 de septiembre de 2012

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PÍO BAROJA    
La busca - 1904

  

8/10
[mr.kamping]


¿Cuál de los tres relojes estaba en lo fijo? ¿Cuál de aquellas tres máquinas para medir el tiempo tenía más exactitud en sus indicaciones? El autor no puede decirlo, y lo siente. Lo siente, porque el tiempo es, según algunos graves filósofos, el cañamazo en donde bordamos las tonterías de nuestra vida; y es verdaderamente poco científico el no poder precisar con seguridad en qué momento empieza el cañamazo de este libro. Pero el autor lo desconoce: sólo sabe que en aquel minuto, en aquel segundo, hacía ya largo rato que los caballos de la noche galopaban por el cielo. Era, pues, la hora del misterio; la hora de la gente maleante; la hora en que el poeta piensa en la inmortalidad, rimando hijos con prolijos y amor con dolor; la hora en que la buscona sale de su cubil y el jugador entra en él; la hora de las aventuras que se buscan y nunca se encuentran; la hora, en fin, de los sueños de la casta doncella y de los reumatismos del venerable anciano. Y mientras se deslizaba esta hora romántica, cesaban en la calle los gritos, las canciones, las riñas; en los balcones se apagaban las luces, y los tenderos y las porteras retiraban sus sillas del arroyo para entregarse en brazos del sueño.”

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PÍO BAROJA    
El árbol de la ciencia - 1911

  

8/10
[mr.kamping]


“La voluntad, el deseo de vivir, es tan fuerte en el animal como en el hombre. En el hombre es mayor la comprensión. A más comprender, corresponde menos desear. Esto es lógico, y además se comprueba en la realidad. La apetencia por conocer se despierta en los individuos que aparecen al final de una evolución, cuando el instinto de vivir languidece. El hombre, cuya necesidad es conocer, es como la mariposa que rompe la crisálida para morir. El individuo sano, vivo, fuerte, no ve las cosas como son, porque no le conviene. Está dentro de una alucinación. Don Quijote, a quien Cervantes quiso dar un sentido negativo, es un símbolo de la afirmación de la vida. Don Quijote vive más que todas las personas cuerdas que le rodean, vive más y con más intensidad que los otros. El individuo o el pueblo que quiere vivir se envuelve en nubes como los antiguos dioses cuando se aparecían a los mortales. El instinto vital necesita de la ficción para afirmarse. La ciencia entonces, el instinto de crítica, el instinto de averiguación, debe encontrar una verdad: la cantidad de mentira que se necesita para la vida. ¿Se ríe usted?.

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HEINRICH BÖLL    
El honor perdido de Katharina Blum - 1974

  

7/10
[mr.kamping]


“El caso de Katharina Blum, en vista de la actitud de la acusada y de la difícil posición de su defensor, doctor Blorna, aparecerá, de todos modos, más o menos ficticio, y ciertas pequeñas incorrecciones, como las que cometió Hatch, resultan entendibles y hasta cierto punto disculpables.
No hace falta mencionar aquí las fuentes secundarias, unas de mayor y otras de menor importancia, ya que el propio informe demostrará sus vínculos, enredos y confusiones, y pondrá de manifiesto la consternación que produjeron.....
Los hechos, que deberían conocerse en primer lugar son brutales. El miércoles 20 de febrero de 1974, en vísperas de carnavales, una mujer joven de veintisiete años abandona su piso con la intención de acudir a una fiesta privada.
Cuatro días después, tras unos hechos dramáticos, la noche del domingo, llama a la puerta de la vivienda del comisario de la policía criminal, Walter Moeding. La mujer declara que ha matado al periodista Werner Tötges.

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HONORÉ DE BALZAC    
Eugénie Grandet - 1834

  

9/10
[mr.kamping]


“La señora Des Grassins, madre de un joven de veintitrés años, iba muy asiduamente a charlar con la señora Grandet, con la esperanza de poder casar a su querido Adolphe con la señorita Eugenia.
El banquero señor Des Grassins favorecía las maniobras de su esposa con constantes favores que hacía secretamente al viejo avaro, y siempre llegaba a tiempo al campo de batalla. Estos tres Des Grassins tenían asímismo sus secuaces, sus primos y sus aliados fieles.
Por el lado de los Cruchot, el clérigo, el Talleyrand de la familia, debidamente apoyado por su hermano el notario, disputaba vivamente el terreno a la banquera, y trataba de conquistar a la rica heredera para su sobrino el presidente.
Esta lucha velada entre los Cruchot y los Des Grassings, cuyo premio era la mano de Eugenia Grandet, era un tema que entusiasmaba a los diferentes estamentos de la sociedad de Saumur. ¿Con quién se casará la señorita Grandet, con el señor presidente, o con Adolphe Des Grassings?.

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WILLIAM GOLDING     
El señor de las moscas - 1954

  

7/10
[mr.kamping]


“Simon bajó la cabeza, con los ojos muy cerrados y cubierto, luego, con una mano. No había sombra bajo los árboles; sólo una quietud de nácar que lo cubría todo y transformaba las cosas reales en ilusorias e indefinidas. El montón de tripas era un borbollón de moscas que zumbaban como una sierra. Al cabo de un rato, las moscas encontraron a Simon. Atiborradas, se posaron junto a los arroyuelos de sudor de su rostro y bebieron. Le hacían cosquillas en la nariz y jugaban a dar saltos sobre sus muslos. Eran de color negro y verde iridiscente, e infinitas. Frente a Simon, el Señor de las Moscas pendía de la estaca y sonreía en una mueca. Por fin se dio Simon por vencido y abrió los ojos; vio los blancos dientes y los ojos sombríos, la sangre... y su mirada quedó cautiva del antiguo e inevitable encuentro. El pulso de la sien derecha de Simon empezó a latir.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

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JULIEN GRACQ    
El mar de las Sirtes - 1951

  

6/10
[mr.kamping]


“Salió la luna sobre el mar absolutamente tranquilo, con una noche tan transparente, que, desde los cañaverales de la costa, se oía progresar de trecho en trecho el cacareo de alarma de las aves acuáticas, alertadas en los juncos por nuestra estela. La costa que seguíamos se erizaba como una muralla negra contra la luna con las lanzas inmóviles de sus cañas. Silencioso como un merodeador nocturno el casco achatado del Temible se deslizaba por entre aquellos pasos poco profundos con una seguridad que revelaba el ojo infalible de su capitán. Detrás de la orla oscura, las tierras desiertas de las Sirtes reflejaban hasta el infinito la majestad de un campo de estrellas.

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JOHANN WOLFGANG VON GOETHE    
Las afinidades electivas - 1809

  

8/10
[mr.kamping]


“A aquellas naturalezas que cuando se encuentran rápidamente  se amalgaman y se determinan mutuamente, las denominamos afines. En los cuerpos alcalinos y ácidos, que aunque son opuestos, o tal vez justamente por eso, se buscan y se apoderan mutuamente del modo más decidido, modificándose y formando juntos un nuevo cuerpo, esta afinidad es muy llamativa. (…) En realidad los casos complejos son los más interesantes. Sólo con ellos se pueden conocer los distintos grados de afinidad y aprender los distintos tipos de relaciones, próximas, lejanas, débiles o fuertes. Las afinidades sólo empiezan a ser verdaderamente  interesantes  cuando provocan separaciones.  (…) En efecto, y por cierto que esos casos son los más interesantes y sorprendentes, aquellos en los que se puede ver de modo plástico como la atracción, la afinidad, el abandono, y la reunión se entrecruzan de modo simétrico.

lunes, 24 de septiembre de 2012

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WILLIAM FAULKNER    
Mientras agonizo - 1930

  

8/10
[mr.kamping]


“Recordaba que mi padre solía decir que la razón para vivir era prepararse para estar muerto durante mucho tiempo. Y cuanto tenía que verlos día tras día, cada cual con sus pensamientos egoístas y secretos, cada cual con su sangre distinta a la de los demás y a la mía, y pensaba que al parecer era mi único modo de prepararme para estar muerta, odiaba a mi padre por haberme engendrado. Solía estar deseando que cometieran alguna falta, para así poder zurrarles. Cuando la vara caía, podía sentirla en mi propia carne; cuando les levantaba cardenales y verdugones, era mi sangre la que corría, y a cada golpe de vara pensaba: ¡Ahora vais a saber quién soy! Ahora soy alguien en vuestras vidas secretas y egoístas, soy quien ha marcado para siempre vuestra sangre con la mía.

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RAYMOND CARVER     
Principiantes - 2010

  

9/10
[mr.kamping]


“¿Y nosotros nos amaremos siempre?, preguntó la chica, disfrutando enormemente de aquella conversación (él podía verlo con solo mirarla).
Siempre, dijo el chico. Y siempre estaremos juntos. Somos como los gansos canadienses, dijo él, recurriendo a la primera comparación que le vino a la cabeza, porque en aquellos días pensaba mucho en aquellos gansos. Solo se emparejan una vez. Eligen un compañero muy temprano, y siguen juntos siempre. Si uno de ellos muere, el otro nunca vuelve a emparejarse. Vivirá solo en alguna parte, o continuará viviendo en la bandada, pero seguirá sin pareja y solo entre los demás gansos.
Qué destino más triste, dijo la chica. Es más triste vivir así, me parece, sin pareja y con todos los demás, que vivir solo en alguna parte.

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VASILI GROSSMAN    
Todo fluye - 1970

  

8/10
[mr.kamping]


“Y ahí estoy, acostado en la litera, medio muerto, y siento que en mí sólo queda viva mi fe: la historia de los hombres es la historia de la libertad, de la más pequeña a la más grande; la historia de toda la vida, desde la ameba hasta el género humano, es la historia de la libertad, es el paso de una libertad menor a otra libertad mayor; que la vida en sí misma es libertad. Esa fe me da fuerzas, palpo la preciosa, espléndida, luminosa idea escondida en mis andrajos carcelarios: Todo lo que es inhumano es absurdo e inútil.

domingo, 23 de septiembre de 2012

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JOSEPH CONRAD    
El duelo - 1907

  

6/10
[mr.kamping]


“Napoleón I, cuya carrera fue una especie de duelo contra la Europa entera,  desaprobaba los lances de honor entre los oficiales de su ejército. El gran emperador militar no era un espadachín y tenía bien poco respeto por las tradiciones.
Sin embargo, la historia de un duelo, que adquirió caracteres legendarios en el ejército, corre a través de la epopeya de las guerras imperiales. Ante la sorpresa y la admiración de sus compañeros de armas, dos oficiales —como dos artistas dementes empeñados en dorar el oro o teñir una azucena- prosiguieron una lucha privada en medio de la universal contienda. Eran oficiales de caballería, y su contacto con el brioso y altivo animal que conduce a los hombres a la batalla parece particularmente apropiado al caso. Seria difícil imaginar como héroes de esta leyenda a dos oficiales de infantería, por ejemplo, cuya fantasía se encuentra embotada por las marchas excesivas, y cuyo valor ha de ser lógicamente de una naturaleza —más laboriosa. En cuanto a los artilleros e ingenieros, cuya mente se conserva serena gracias a una dieta de matemáticas, es simplemente imposible imaginarlos en semejante trance.

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JOHN BOYNE    
El niño con el pijama de rayas - 2006

  

5/10
[mr.kamping]


“Allá donde mirasen veían individuos que iban de un lado a otro; los había altos, bajos, viejos y jóvenes. Unos estaban de pie, inmóviles, formando grupos, con los brazos pegados a los costados, intentando mantener la cabeza erguida, mientras un soldado pasaba ante ellos gesticulando con la boca muy deprisa, como si les gritara algo. Algunos formaban una especie de cadena de presos y empujaban carretillas a través del campo; salían de un sitio que quedaba fuera del alcance de la vista y llevaban sus carretillas detrás de una cabaña, donde desaparecían nuevamente. Unos cuantos estaban cerca de las cabañas formando grupos, con la vista clavada en el suelo como si jugaran a pasar inadvertidos. Otros caminaban con muletas y muchos llevaban vendajes en la cabeza. Algunos cargaban palas y eran conducidos por soldados hacia un sitio que quedaba oculto.

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PAUL AUSTER    
Tombuctú - 1999

  

7/10
[mr.kamping]


“Nada de disculpas, entonces. Siempre he sido una criatura imperfecta, Míster Bones, un hombre lleno de contradicciones e incoherencias, arrastrado por demasiados impulsos. Por un lado, pureza de corazón, bondad, leal ayudante de Santa. Por otro lado, un bocazas con manías, un nihilista, un payaso borracho. ¿Y el poeta? Pues aparecía en medio de todo eso, supongo, en el hueco entre lo mejor y lo peor de mí. Ni el santo ni el borracho gracioso. El hombre que oía voces en la cabeza, el que alguna vez lograba escuchar las conversaciones de las piedras y árboles, el que de cuando en cuando era capaz de convertir en palabras la música de las nubes. Que se apiaden de mí por no haber sido él más tiempo. Pero nunca he estado en Italia, desgraciadamente, el país donde se produce la piedad, y si uno no puede pagar los billetes no tiene más remedio que quedarse en casa.

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JOHN FANTE    
Espera a la primavera, Bandini - 1938

  

7/10
[mr.kamping]


Dio cane. Dio cane.
Quiere decir que Dios es un perro y Svevo se lo decía a la nieve.¿Por qué habría perdido diez dólares aquella noche en una partida de póquer en los Billares Imperial? Era muy pobre y tenía tres hijos, y no había pagado los macarrones, ni la casa en que estaban los tres hijos y los macarrones. Dios es un perro. Svevo Bandini tenía una esposa que no decía nunca: dame dinero para dar de comer a los niños, pero tenía una esposa de ojos grandes y negros que el amor encendía hasta el empalago, unos ojos muy suyos que le escrutaban furtivamente la boca, las orejas, el estómago y los bolsillos. La astucia de aquellos ojos era triste, pues siempre sabían cuándo le había ido bien en los Billares Imperial. ¡ Vaya ojos para una esposa! Veían todo lo que él era y esperaba ser, pero su alma jamás.

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JOHN FANTE    
Pregúntale al polvo - 1939

  

7/10
[mr.kamping]


“Cierta noche me encontraba sentado en la cama de la habitación de la pensión de Bunker Hill en que me hospedaba, en el centro mismo de Los Ángeles. Era una noche de importancia vital para mí, ya que tenía que tomar una decisión relativa a la pensión. O pagaba o me iba: es lo que decía la nota, la nota que la dueña me había deslizado por debajo de la puerta. Un problema relevante, merecedor de una atención enorme. Lo resolví apagando la luz y echándome a dormir.
Cuando desperté por la mañana, me dije que tenía que hacer más ejercicio y comencé en el acto. Practiqué varias flexiones. Luego me cepillé los dientes, noté el sabor de la sangre, vi una mota sonrosada en el cepillo, me acordé de los anuncios y resolví bajar a la calle y tomar un café.

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CHARLES BUKOWSKI    
Cartero - 1989

  

7/10
[mr.kamping]


“Con una mano intenté apartarla a un lado. Me clavó las uñas en una de las mejillas. Solté la saca, se me cayó la gorra, y mientras me ponía un pañuelo para limpiarme la sangre, ella me lanzó otro zarpazo y me rasgó la otra mejilla.
- ¡TU, ZORRA! ¿¡QUÉ COÑO PASA CONTIGO!?
- ¿Lo ve? ¿Lo ve? ¡ES USTED UN MANIÁTICO!
Estaba pegada a mí. La agarré por el culo y pegué mi boca a la suya. Notaba sus tetas pegadas contra mi cuerpo. Ella apartó su cabeza hacia atrás.
- ¡Violador! ¡Violador! ¡Maníaco violador!
Bajé con mi boca y agarré una de sus tetas, luego pasé a la otra.
- ¡Violación! ¡Violación! ¡Me están violando!
Tenía razón. Le bajé las bragas, luego me desabroché la cremallera y se la metí, luego la llevé en volandas hasta el sofá. Caímos sobre él.
Levantó sus piernas bien alto.
- ¡VIOLACIÓN! –gritaba.

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RAYMOND CHANDLER    
Adiós, muñeca - 1940

  

7/10
[mr.kamping]


Habían puesto a Rembrandt en el almanaque ese año, un autorretrato más bien grasoso debido a la impresión imperfecta de los colores. Lo mostraba sosteniendo una paleta engrasada con un pulgar sucio, y con una camisa que no parecía muy limpia tampoco. La otra mano tenía un pincel suspendido en el aire, como si estuviera pensando en hacer un trabajito, si alguien se lo pagaba por adelantado. El rostro se veía envejecido, flojo, lleno de disgusto por la vida y de los efectos engrosadores de la bebida. Pero tenía una dura alegría que me gustaba, y los ojos eran tan brillantes como gotas de rocío.

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AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO    
Nocilla experience - 2008

  

6/10
[mr.kamping]


“Por fin han encontrado las armas de destrucción masiva. Las tenía el dictador ocultas en su propio cuerpo. Y sólo era una, cuidadosamente cosida a su estómago. Una cápsula de 1 cm3 unida a un micromecanismo cuántico adjunto que podría ser activado mediante un control remoto mental. En efecto, con sólo concentrarse precisamente en ese punto del estómago, y dirigir ahí toda la fuerza de los pulmones e intestinos en virtud de una técnica adquirida por viejos métodos de respiración yoga, el citado micromecanismo se activaría soltando un veneno que haría morir al instante al dictador. La destrucción masiva vendría dada por un efecto dominó: la oleada de inmolaciones en cadena que prevé el Corán Tipo-B para estos casos, a imagen y semejanza de esa otra reacción en cadena que damos en llamar “nuclear”. Cristianismo, budismo, islamismo, y tecno-laicismo en un solo relámpago.

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JOSEPH CONRAD    
El corazón de las tinieblas - 1902

  

7/10
[mr.kamping]


“La tierra parecía algo no terrenal. Estamos acostumbrados a verla bajo la forma encadenada de un monstruo dominado, pero allí, allí podías ver algo monstruoso y libre. No era terrenal, y los hombres eran… No, no eran inhumanos. Bueno, sabéis, eso era lo peor de todo: esa sospecha de que no fueran inhumanos. Brotaba en uno lentamente. Aullaban y brincaban y daban vueltas y hacían muecas horribles; pero lo que estremecía era pensar en su humanidad -como la de uno mismo-, pensar en el remoto parentesco de uno con ese salvaje y apasionado alboroto. Desagradable. Sí, era francamente desagradable; pero si uno fuera lo bastante hombre, reconocería que había en su interior una ligerísima señal de respuesta a la terrible franqueza de aquel ruido, una oscura sospecha de que había en ello un significado que uno -tan alejado de la noche de los primeros tiempos- podía comprender. ¿Y por qué no? La mente del hombre es capaz de cualquier cosa, porque está todo en ella, tanto el pasado como el futuro. ¿Qué había allí, después de todo? Júbilo, temor, pesar, devoción, valor, ira -¿cómo saberlo?-, pero había una verdad, la verdad despojada de su manto del tiempo. Que el necio se asombre y se estremezca; el hombre sabe y puede mirar sin parpadear.

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PÍO BAROJA    
Camino de perfección - 1901

  

6/10
[mr.kamping]


“Decía usted -preguntó Ossorio ¿que para qué servía el progreso? –Sí; tiene usted buena memoria. Es indudable que el mundo ha de desaparecer; por lo menos en su calidad de mundo. Sí; su materia no desaparecerá, cambiará de forma. Algunos de nuestros alemanes optimistas creen que como la materia evoluciona, asciende y se purifica, y como esta materia no se ha de perder podrá utilizarse por seres de otro mundo, después de la desaparición de la Tierra. Pero, ¿y si el mundo en donde se aprovecha esta materia está tan adelantado, que lo más alto y refinado de la materia terrestre, el pensamiento de hombres como Shakespeare o Goethe, no sirve más que para mover molinos de chocolate? –A mí todo esto me produce miedo; cuando pienso en las cosas desconocidas, en la fuerza que hay en una planta de éstas, me entra verdadero horror, como si me faltara el suelo para poner los pies.

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RAY BRADBURY    
Fahrenheit 451 - 1953

  

7/10
[mr.kamping]


“Ahora, consideremos las minorías en nuestra civilización. Cuanto mayor es la población, más minorías hay. No hay que meterse con los aficionados a los perros, a los gatos, con los médicos, abogados, comerciantes, cocineros, mormones, bautistas, unitarios, chinos de segunda generación, suecos, italianos, alemanes, tejanos, irlandeses, gente de Oregón o de México. En este libro, en esta obra, en este serie de televisión la gente no quiere representar a ningún pintor, cartógrafo o mecánico que exista en la realidad. Cuanto mayor es el mercado, Montag, menos hay que hacer frente a la controversia, recuerda esto. Todas las minorías menores con sus ombligos que hay que mantener limpios. Los autores, llenos de malignos pensamientos, aporrean máquinas de escribir. Eso hicieron. Las revistas se convirtieron en una masa insulsa y amorfa. Los libros, según dijeron los críticos esnobs, eran como agua sucia. No es extraño que los libros dejaran de venderse, decían los críticos. Pero el público, que sabía lo que quería, permitió la supervivencia de los libros de historietas.

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FIÓDOR DOSTOIEVSKI    
Los hermanos Karamazov - 1880

  

9/10
[mr.kamping]


“Ciertos moralistas desharrapados y tuberculosos, sobre todo los poetas, califican de vil esta sed de vida. Este afán de vivir a toda costa es un rasgo característico de los Karamazov, y tú también lo sientes; ¿pero por qué ha de ser vil? Todavía hay mucha fuerza centrípeta en el planeta, Aliocha. Uno quiere vivir y yo vivo incluso a despecho de la lógica. No creo en el orden universal, pero adoro los tiernos brotes primaverales y el cielo azul, y quiero a ciertas personas no sé por qué. Admiro el heroísmo; ya hace tiempo que no creo en él, pero te sigo admirando por costumbre... Mira, ya te traen la sopa de pescado. Buen provecho. Aquí la hacen muy bien.

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PAUL AUSTER    
Viajes por el Scriptorium - 2006

  

6/10
[mr.kamping]


“Está como ausente, perdido entre los fantasmas que pueblan su imaginación mientras busca una respuesta a la pregunta que lo atormenta. [...] Luego se echa hacia atrás en el sillón, cierra los ojos y empieza a balancearse, cayendo pronto en uno de esos apáticos estados cercanos al trance en los que la mente se vacía de todo pensamiento, de toda emoción, de todo contacto con el yo profundo.

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JOHN FANTE    
Llenos de vida - 1952

  

7/10
[mr.kamping]


“La casa tenía cuatro dormitorios. Era una casa bonita. Tenía una valla de madera alrededor. El tejado era a dos aguas y muy empinado. Entre la puerta de la calle y la puerta de la casa corría un pasillo de rosales. Un amplio arco de terracota cubría la entrada principal. En la puerta había una sólida aldaba de bronce. El número de la vivienda era el 37, mi número de la suerte. A menudo cruzaba la calle y me la quedaba mirando boquiabierto.
¡Mi casa! Cuatro dormitorios. Espacio. Dos ya estábamos instalados y otro venía de camino. Al final serían siete. Era mi sueño. Un hombre de treinta años aún estaba en condiciones de tener siete hijos. Joyce tenía veinticuatro. Un niño cada dos años. Llega uno, faltan seis. ¡Qué bello era el mundo! ¡Qué vasto el firmamento! ¡Qué rico el soñador! Naturalmente, tendríamos que añadir un par de habitaciones.

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FRANCIS SCOTT FITZGERALD    
El gran Gatsby - 1925

  

8/10
[mr.kamping]


“Por un fascinado instante, tan transitorio como maravilloso, el hombre debió haber contendido la respiración ante este continente, obligado a una estética contemplación que no entendía ni deseaba, frente a frente, por última vez en la historia, a algo proporcional a su capacidad de asombro… Gatsby creía en la luz verde, el orgiástico futuro que, año tras año, aparece ante nosotros… Nos esquiva, pero no importa; mañana correremos más de prisa, abriremos los brazos, y… buen día… Y así vamos adelante, botes que reman contra la corriente, incensantemente arrastrados hacia el pasado.

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ARTHUR CONAN DOYLE    
El sabueso de los Baskerville - 1902

  

8/10
[mr.kamping]


“El señor Sherlock Holmes, que de ordinario se levantaba muy tarde, excepto en las ocasiones nada infrecuentes en que no se acostaba en toda la noche, estaba desayunando. Yo, que me hallaba de pie junto a la chimenea, me agaché para recoger el bastón olvidado por nuestro visitante de la noche anterior. Sólido, de madera de buena calidad y con un abultamiento a modo de empuñadura, era del tipo que se conoce como «abogado de Penang». Inmediatamente debajo de la protuberancia el bastón llevaba una ancha tira de plata, de más de dos centímetros, en la que estaba grabado «A James Mortimer, MRCS (Miembro del Real Colegio de Cirujanos - Member of the Royal College of Surgeons), de sus amigos de CCH», y el año, «1884». Era exactamente la clase de bastón que solían llevar los médicos de cabecera a la antigua usanza: digno, sólido y que inspiraba confianza.

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ISABEL ALLENDE    
Inés del alama mía - 2006

  

5/10
[mr.kamping]


“Los soldados debieron obedecerle, continuaron adelante, tanteando en la oscuridad, perdidos, mientras él se internaba más en la espesura. Al cabo de muchas y muy terribles horas, los seis sobrevivientes lograron llegar al fuerte de Purén y dar aviso a sus camaradas antes de caer desplomados de fatiga. Allí aguardaron apenas lo necesario para restañar la sangre de sus heridas y dar alivio a las cabalgaduras, antes de emprender marcha forzada hacia La Imperial, que entonces era sólo una aldea. Los yanaconas cargaban en hamacas a los heridos con esperanza de vida, pero a los moribundos les dieron un fin rápido y honroso para que los mapuche no los hallasen vivos.