lunes, 7 de junio de 2010

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WILLIAM FAULKNER
Las palmeras salvajes - 1939

9/10
[pompas]



“[...] Pero después de toda la memoria podía vivir en las viejas entrañas jadeantes: y ahora la tenía a mano, irrefutable y clara, y serena, mientras la palmera golpeaba y murmuraba, seca y salvaje, y débil, y en la noche, pero él podía afrontar la memoria, pensando: No es que pueda vivir, es que quiero. Es que yo quiero. La vieja carne al fin, por vieja que sea. Porque si la memoria existiera fuera de la carne no sería memoria porque no sabría de que se acuerda y así cuando ella dejó de ser, la mitad de la ceremonia dejó de ser y si yo dejara de ser todo el recuerdo dejaría de ser. Sí, pensó. Entre la pena y la nada elijo la pena.

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