martes, 16 de marzo de 2010

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ISMAIL KADARÉ
 
El palacio de los sueños - 1976-1981

7/10

[mr.camping]

Ésta es precisamente la esencia de nuestro trabajo, purgar los expedientes de todos los sueños sin valor. Primero, los sueños de inspiración privada, que no tienen vinculación alguna con el Estado. Segundo, los sueños inspirados por el hambre o el hartazgo, el frío o el calor, las enfermedades, etcétera; en una palabra, todos aquellos sueños que están vinculados al ser carnal del hombre. Tercero, los sueños simulados, es decir, los sueños que no han sido tales en realidad sino inventados por gentes con ánimo de hacer carrera, tramados por maníacos embusteros o provocadores. Las tres categorías deben ser eliminadas de nuestros expedientes. ¡Esto es fácil decirlo! Pero no resulta tan sencillo como parece distinguirlos. Un sueño puede parecerte de carácter íntimo, inspirado por causas banales como el apetito o el reumatismo, cuando en realidad es posible que posea un vínculo directo con los asuntos de Estado, más incluso que el discurso recién pronunciado por un miembro del gobierno. Así pues, para percibir esos matices son precisas experiencia y madurez. Un error en la evaluación y todo se va al garete, ¿me comprendes? En una palabra, al contrario de lo que pueda parecer a algunos, lo que aquí hacemos no es ni mucho menos un trabajo de patanes.”

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