viernes, 29 de enero de 2010

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HARPER LEE

Matar a un ruiseñor - 1960


7/10

[mr. camping]


Era un profundo conocedor de la ley, y aunque parecía tomarse su trabajo con indiferencia, en realidad instruía con mano firme todos los casos que se le presentaban. Sólo una vez se vio al juez Taylor abstenerse, y fue por causa de los Cunningham. Old Sarum, el reducido terreno en el que vivían, estaba poblado por dos familias, separadas y distintas al principio, pero que por desgracia llevaban el mismo apellido. Los Cunningham se casaron con los Coningham con tal frecuencia que la ortografía del apellido llegó a ser una cuestión académica…académica hasta que un Cunningham disputó a un Coningham unos títulos de propiedad y acudió al juzgado. Durante una controversia sobre la cuestión, Jeems Cunningham declaró que su madre escribía Cunningham en documentos y papeles, pero que en realidad era una Coningham, pues escribía mal, leía muy poco y pos las tardes cuando se sentaba en la galería de su casa, solía quedar con la mirada perdida en la lejanía. Después de nueve horas de escuchar las excentricidades de Old Sarum, el juez Taylor los echó del juzgado sin resolver nada. Cuando se preguntaron con qué fundamento, el magistrado contestó: “Connivencia de ambas partes”, y declaró que rogaba a Dios que los litigantes se sintieran satisfechos con haber podido decir en público cada cual lo que tenía que decir. No habían pretendido otra cosa desde el principio.

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